Antonio Gritón

Notlazohtlaliz = Te quiero

 

Encuentro de muralistas en Tláhuac

 

Del 22 al 28 de Octubre del 2017, en diversos barrios de Tláhuac se realizó el Segundo Encuentro de Muralismo con Raíces en el Agua y en la Chinampa Tláhuac, organizado principalmente por Edgar Espinoza.


Definitivamente el muralismo se ha ido transformando, dejando atrás los atabismos que tanto le criticó el movimiento de la ruptura y recuperado o colocado al centro la relación entre artistas y comunidad.

Realmente el trabajo realizado por Édgar y el Movimiento de Muralistas Mexicanos es impresionante dado que este tipo de proyectos que conlleva la realización de prácticamente una veintena de murales, requiere de una gran infraestructura y apoyos que finalmente se consiguen a través de hacer participar a la comunidad en el proyecto consiguiéndose así desde alimentación para los pintores en las casas de los vecinos, alojamiento en otra casa o el donativo de pinturas y brochas por las autoridades municipales.


No es que lo tuviera planeado, si no que al contrario, la mañana que llegué a Tláhuac realmente no había ni pensado ni hecho boceto ni nada acerca del mural que iba a realizar.

Después de recoger las pinturas y las brochas en una bodeguita que estaba muy cerca del kiosco de Tláhuac, nos llevaron a una pequeña calle muy soleada y ahí estaba la barda de unos 15 metros de largo por casi 3 de alto. Recuerdo que era de un color verdoso pálido y que era la barda de una casa dónde vivía una señora que no estaba.

En éstos últimos 5 años he estado pintando muchísimo con modelos desnudas, en un proceso de desconstrucción del cuerpo humano, haciendo trazos al azar e igualmente escogiendo los colores al azar, pero siempre tomando como referencia a la modelo. Y ahora, al estar frente a la barda “en verde” , decidí hacer un ejercicio de memoria comenzando por traer del pasado, de hará unos 30 años, una de las imágenes que durante algún tiempo pinté: el corazón; y a partir de éste hacer trazos semejantes a los de la deconstrucción del cuerpo desnudo.


Mientras pintaba, pensaba en éste mural como una ofrenda al pueblo de Tláhuac, por haber guardado durante más de 500 años parte de nuestra cultura azteca: nuestro náhuatl, nuestras tradiciones, nuestra cosmovisión, nuestros usos y costumbres, nuestros conocimientos acerca de la naturaleza, etc.

Siempre he pensado que esta manera mía de realizar los trazos tiene que ver mucho con el método del maestro Gilberto Aceves Navarro y que desarrollo de lo que pinto se basa en mucho a lo que alguna vez me enseñó el maestro Oscar Ratto: la pintura abstracta es sumamente intuitiva, es tu intuición la que que “te va diciéndo” hacia dónde ir, lo que hay que explorar.

Así fuí construyendo-deconstruyendo y recordando y agregando de manera intuitiva trazos, imágenes, y símbolos y palabras en náhuatl a este mural: Notlazohtlaliz = Te quiero

Hasta que, de repente, ahí estaba, el mural terminado. A veces he pensado que ese momento en el que consideras que una pintura está terminada es una particular sensación estética relacionada con el placer.